TANIA D'

“Todo lo que es Arte y contemporaneidad siempre ha despertado en mí un impulso hacia la comprensión, la reflexión, la más profunda y absoluta devoción por la materia creativa”.

Desde pequeña me encantaba ver a mi abuela trabajar. Era seria, meticulosa y siempre tranquila. Mi abuela era costurera. Donde vivimos en Venezuela en los años 80 y 90, en Maturín, era entonces mi lugar más hermoso del mundo. Sus colores, el olor de las flores y las plantas, su extraordinaria mezcla de personas y culturas... Venezuela era un paraíso de extraordinario talento creativo.

Como muchos de mis compañeros de origen italiano, mis padres me enviaron a estudiar a Italia. Elegí la Academia de Bellas Artes de Palermo y luego la Escuela de Diseño de Milán. En esos años estudié Moda y Diseño, pero mi curiosidad se veía cada vez más atraída por las joyas y sus mil facetas estilísticas. Tuve la suerte de que me convocaran dos nombres importantes. Pero no duró mucho. Porque esa fortuna no habría sido suficiente para pagar el alquiler. A los grandes nombres no les importa el día a día de sus artesanos. Por eso los artesanos debemos querernos más, siempre y buscar nuevos talleres. Las compañías de teatro, por ejemplo, son un asunto completamente diferente, y para algunas de ellas comencé a coser ropa de escenario. Así que después de varias giras encontré el Amor, una tierra espléndida como Sicilia, los espacios y la despreocupación para transformar mis sueños en realidad. Y volver a dibujar y vestir mis sueños. Pero esta vez de piedras y metal. Ahora vivo en la campiña siciliana, entre el mar y la montaña y desde aquí observo el mundo y lo cuento con joyas irrepetibles y flores amorosas.